Desde hace tiempo, me encuentro atrapada en un pequeño refugio, un espacio que se ha convertido en un espejo de mis propias luchas internas. La falta de luz, la opresión del ambiente y la constante sensación de encierro han avivado mi ansiedad y mi depresión, sumiéndome en un abismo de agotamiento físico y emocional.
Cada intento por mejorar el entorno, por encontrar un rincón de paz, se ve opacado por la carga de problemas familiares y personales. Esa sensación de estar en un hueco se intensifica con cada desafío, recordándome la importancia del autocuidado y la paciencia.
Pero, en medio de esta oscuridad, también he descubierto una fortaleza interior y la importancia de buscar pequeñas luces de esperanza. La reflexión final es que, aunque el camino sea arduo y lleno de obstáculos, la resiliencia, el apoyo adecuado y la paciencia nos guían hacia la luz al final del túnel.

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